lunes, 5 de noviembre de 2012

CELEBRIDAD



-Seré más famoso que Elvis, más famoso que Los Beatles, seré más nombrado que Jesús de Nazaret- afirmó para sí el arrogante Fulano de Tal.

© RogelioJarquín 2012



lunes, 22 de octubre de 2012

Decidme...





Decidme, de dónde soy si no soy de aquí. Soy tan de este asfalto como vosotros, como las farolas y los toldos verdes. Soy tan de aquí como las calles siempre en obras, como la intrusa zeta que se cuela al final de Madrid. Soy ciudad con siete puertas que no cierran de tanto estar abiertas, el caminante huraño de las siete de la mañana, tardes de paliques frente al séptimo portal de Echegaray; soy cinco días de penitencia y dos de resurrección. Soy pan, soy café, soy vinagre y vino; soy un periódico en los andenes, el lector y su lectura en el último vagón, calderilla en los bolsillos, fumador sin cigarrillo, una sombra con perro, el siempre eterno peatón. Y de tanto que he andado, de tan de a pie que soy, que no me hace falta sentarme para beber cerveza, para cagarme en los ministros, en sus muertos y en todo dios.
Soy tan de Madrid como su malherido riachuelo, como sus magdalenas de Montera, como sus alpargatas de Toledo, como sus suspiros a fin de mes. Soy y seré de sus calles sin serenos, de sus parques de pipas, porros y porreros, de sus tomates en maceta y su Atocha con tortugas de jardín. Soy de aquí porque soy extranjero como el cocinero, el tendero y el rey. Soy de aquí porque, como los gatos, vengo de tan lejos que ya sólo puedo ser de Madrid.

©2012 Rogelio Jarquín. Madriz a retales.

Ahora es ahora...





Ahora es ahora, el tiempo que pisan mis zapatos, mi hoy subrayado;
funambulista entre el ayer y el mañana.

Pero en el México Deefe de temblores y aguaceros, el ahora tiene algo
de lluvia, pasatiempo de un dios voluble que empapa los tendederos de
una vecindad. En el México Deefe el hoy se pasea mutado y renombrado;
el ahora deja de ser ahora para volverse un ahorita, futuro perfecto
de cuerpo prolongable; tiempo que se usa para torturar la espera.
Ahoritita es su traje para decir jamás; sinónimo dulce de ese nunca de
los nunca. Ya mero sólo es un casi, un dilatado hoy que antecede al
final que no llega. Retearto es un puñado de ahoras, manada de
presentes mordiéndose la cola, suma de instantes, ya sean diez, ya
sean cien, ya sean mil, siempre con el mismo resultado; un aquí, un
ahora que ni se mira ni se toca.

En México Deefe el Apocalipsis y los volcanes posponen el ahora, y el
tiempo es menos tiempo, el vivo menos vivo, el muerto menos muerto y
el tal vez es más quizás.

En un callejón sin nombre con sólo una mesa y cuatro sillas se monta
un bar; tres perros roen sus propias patas y una prostituta de carne y
hueso compite por los clientes con una virgen de barro y cal. Frente
al cine Teresa un bolerito de nueve años (con todo su orgullo y todos
sus dedos asegura que casi son diez) canta a Manzanero mientras ofrece
grasa a un Don con botines de charol. Tres semáforos más atrás un
chico con antorcha y gasolina juega a ser dragón, y un violinista
ciego le enseña a su nieto que en una lata vacía también se escucha el
mar.

En el Deefe no se persigue al horizonte como el sabio Galeano. Se anda
de prisa para alcanzar el ahora que huye como el porvenir. En el Deefe
siempre estoy volviendo porque nunca me terminé de ir. Y las partidas
no son partidas, las ausencias nos son ausencias, y hay quien me
asegura que ayer me vio fumando en la calle Tepic.

©2012 Rogelio Jarquín. Deefe a retazos

Dios me plagia...





Dios me plagia y mal. Abusa de su omnipresencia. Se aprovecha de esa costumbre de ausentarme y aparece sin previo aviso (acompañado siempre de su fiel perro, esa diestra  suya tan torpe y pulgosa moviéndole la cola) y roba lo que mi insomnio redacta, lo que la omniausuencia obliga a escribir a mi siniestra mano.

Me escribo veranos para los meses fríos de Madrid, para los días en que la carne es menos carne y más ropa. Me escribo y describo dulces chicas besándose el cuello en el último vagón del último metro al  final del día. Dios convierte mis besos de viajeras en dos mujeres peleando por un mismo asiento.

Me escribo morenas desconocidas de alargadas piernas, mirándome, levantándose la falda para mostrarme  la frontera entre sus muslos y las medias de rejilla. Me escribo Pelirrojas de pelo suelto y tetas atentas paseando en bicicleta por la puerta del sol. Me escribo rubias y morochas en vestidos floridos exhibiendo su sexo despierto al cruzar las piernas en una terraza de Plaza Mayor. Y Dios torpemente escribe una excursión de monjas multicolor comiendo galletas en la calle Infante esquina con León.

Dios me plagia y mal. Por eso dejo de escribirme, de rescribirme y me suscribo a esta realidad sobrescrita. Para que dios no convierta mis imaginadas nudistas en trasnochadas y extraviadas bañistas tomando el sol en el Retiro. Para que no convierta el taconeo en mezclilla de una gata en el andar arrastrado de una puritana.

Por eso no te escribo para que tu piel siga siendo tu piel y mi carne siga siendo mi carne entrando en tu carne. No te escribo para que mis manos te lean, para pecar en obra y no en palabra, para omitir a dios. No te escribo y te sé real, me lo dicen mis silencios, me lo dicen tus gemidos, me lo dicen los suspiros después de este morir sin morir.
En vano me voy y me vengo en tu yo real, en vano ocupo mis manos a las caricias, en vano ignoro a mi plagiador. Descubro que él ya te escribió, que se describió a sí mismo yendo y viniendo en tus piernas. Descubro que él también estuvo aquí cuando en tu redención me confiesas extasiada que una vez más estuve como dios.


© RogelioJarquín 2012. Madrid a retales.


Ahorrémonos...




Ahorrémonos las risas huecas, las frases hechas, las confesiones obligadas.  
Dejemos pasar las fotografías familiares, el anecdotario, las evocaciones infantiles (no quiero que llores por mi pasado más que yo mismo) y hagámonos  de nuevo para desahogarnos y deshacernos. Dejemos bajo la cama lo que nos estorba, la ropa, el nombre y el corazón (esa víscera que  siente demasiado) y démonos sólo las pulsaciones de nuestros sexos encontrados. Aparquemos la poesía, los lugares comunes, las manoseadas metáforas, no quiero a Benedetti ni a Neruda en las sábanas.  No quiero tu voz, quiero tu aliento y tu peso contra mi cuerpo. No espero que levites, no me interesa si sabes volar como dicen los versos. Ahorrémonos las mentiras crueles y las verdades piadosas. No esperemos mil y una noches de cuentos para tenernos. Démonos la paz después de la guerra. Prometámonos únicamente la eternidad del orgasmo. Corrámonos que ya habrá tiempo para andarnos.
    

© RogelioJarquín 2012. Madrid a retales.

miércoles, 13 de junio de 2012

PRESENTACIÓN DE TABACO FRITO



Salí de México Deefe con un sueño metido en el equipaje de mano; el de publicar mi primer libro al año siguiente. Jamás imaginé que un año pudiese tener tantos junios. Cuatro mil novecientos noventa y nueve días después estoy aquí, con mi primera criatura en mis manos. Es verdad, tardé un poco, pero creo que pudo más aquel consejo que una vez me dio mi maestro Jaime Sabines

-Vive, vive mucho y aprende de la gente

Y fue lo que hice y lo que sigo haciendo, empapándome, mezclándome, mestizándome y reinventándome al mismo tiempo que escribo.

Durante este año alargado he tenido periodos de silencios y eso me ha servido para hacer lo más difícil: levantar la vista del papel. Porque todos estos cuentos se han escrito en distinto lugares y en distintos tiempos pero siempre rodeado de gente, ya sea en el metro, en el bus, en el trabajo o en la barra de un bar. Todos estos cuentos se han hecho con la simple idea de seguir contando.

Aquí estoy, ofreciendo mi primera criatura que, a pesar del nombre, no tiene nicotina, no afecta a los pulmones ni al esperma. Sólo espero no tardar otros cuatro mil novecientos noventa y nueve días para presentar una nueva criatura.



Rogelio Jarquín



lunes, 4 de junio de 2012

MODUS OPERANDI


No es que le guste del todo pero disfruta al saber que tiene el poder de hacerlo, de que sus padres, los únicos que pueden impedírselo, siguen vivos pero lejos, muy lejos de su apartamento de soltero, lejos de esas cuatro paredes donde él es el  amo y señor. Le es inevitable imaginar la reacción de su madre si lo viera, ella tan devota y tan madre, siempre pidiéndole a dios una chica para él, una muchacha buena, decente y que sepa cuidarle. Si su padre pudiese verlo daría el grito en el cielo, se le descompondría la cara permanentemente, le maldeciría, le diría que si fuese hijo suyo jamás se hubiese atrevido a hacerlo, que la ciudad le ha corrompido, que le ha echado a perder sin remedio. Por eso sonríe con un poco de malicia, sonríe y piensa en las mentes viejas y cerradas de sus pobres padres, sonríe mientras la ve tan indefensa frente a él. Seguirá sonriendo mientras la sujeta con cuidado, la levanta como para adivinar su peso, como para quedarse con su aroma. La mira detenidamente, la acaricia antes de rasgarle  esa transparencia marrón que le viste, se la arranca con todas las uñas hasta dejarla completamente desnuda, hasta descubrir ese brillo en su piel blanquísima y suave. Por un segundo siente lástima por ella, siempre siente lástima por ellas al verlas tan quietas, tan vencidas y desamparadas. Le basta la mano derecha  para sujetarla; siente  en la punta de los dedos su redondeada figura mientras que con la mano izquierda busca a tientas su mejor cuchillo. Hace un primer corte con la seguridad y rapidez de quien lo ha hecho más veces y ella lo recibe sin queja alguna. ¡Zas! ¡zas! una y otra vez entierra el cuchillo hasta sentir el fondo, hasta verla deshacerse milímetro a milímetro.  A veces la hoja vuelve al mismo corte o tropieza y él tiene que usar el peso de su brazo para que termine de abrirse camino. Poco a poco  acelera  el ritmo hasta que tiene que parar de golpe porque no puede más, porque por más que evita mirarla siempre le ocurre lo mismo, siempre termina sintiéndose un poco idiota, porque parece que se ha emocionado, porque se ve a sí mismo con el cuchillo en la mano y secándose los ojos en el ante brazo de la camisa, preguntándose por qué siempre es él  el que acaba  llorando en lugar de la cebolla.

© RogelioJarquín 2012








lunes, 14 de mayo de 2012

El hacedor de lluvia (Epilogo perdido de Tabaco frito)

En tarros que fueron de mermelada
hoy mil y un insectos
no dejan de aletear.
Es lo único que lleva de equipaje,
lo único que le basta
para la lluvia avivar.
Viaja por el mundo moviendo nubes,
fabricando chubascos,
en desiertos y mar.
En la más alta teja de un tejado
su ejército de insectos
va tejiendo un chispear.

Las mariposas hacen aguaceros,
tormentas eléctricas las polillas,
las libélulas pasan del diluvio
a la frágil brevedad de la llovizna.
Para lluvias de verano: avispas,
aleteo y zumbidos desordenados,
revuelven las bajas y grises nubes
que mañana caerán sobre Barbados.

Bien le conocen los hombres del tiempo,
Los paraguas, los chubasqueros,
la rosa de los vientos.
El viejo domador de los insectos
desde la ventana de un hostal
juega; dibuja el cielo.

Es feliz encharcando sucias calles
con la lluvia temprana
de un abril extraviado.
Es feliz con sus avispas y abejas,
feliz con sus libélulas
en un Madrid ya mojado.


© RogelioJarquín 2012

viernes, 20 de abril de 2012

4



Del Rogelio de cinco años recuerdo
tanto como él pudo imaginar
de este Jarquín; nada,
o casi nada que es peor.
Destellos, retales en la memoria
me hacen sospechar que fue feliz.

Una mano tosca se abría
para que su frágil cabeza
descansase sobre la basta palma,
era el juego del sueño,
dulzura necia
que tal vez se inventa
para sobrevivir,
juguete que jugó hasta agotarlo,
hasta que desgastó su ternura
junto con su peto de diario
(pana amarilla,
botones brillantes).

Hubo un perro,
que se quedó en casa
por no tener dueño
y se marchó por ser de nadie,
un gato atigrado,
un mudo loro,
animales que bebieron de su vaso,
animales que comieron de su plato.
Resumiendo, feliz como cualquier niño.
A esa edad los nombres,
el pasado y el futuro
poco importan.
Con cinco años en este mundo
Machado no es Machado
aunque sus palabras, sus cantares,
sus caminos
muriesen sobre la espuma de jabón
en los lavaderos,
después de haber nacido
con acento extranjero
en el chispeo de lluvia,
de papel, de fuego
de la aguja de un tocadiscos viejo.

El olor de los zapatos nuevos,
mordidas de lagartijas,
costras en las rodillas
y apedreadas certeras
contra el hijo del casero;
y no sigo más porque no puedo,
es lo que tengo,
lo que he podido rescatar
de ese Rogelio.

© RogelioJarquín 2012.AUTORRETRATO CON MALETAS.

jueves, 19 de abril de 2012

3.


En mi infancia sucia y baldía
nunca me visitó García Márquez,
no dejó una pizca de realismo mágico,
jamás vi vírgenes ni curas levitando
sobre el meado asfalto de mis calles.
Sólo una vaca mecánica
en lo alto de un tejado
orgullosa anunciaba una marca
con un rumiar metálico
y en las cruces dibujadas en el cielo
por tendederos y cableado
como frutos rancios
colgaban roídos zapatos.

En esta vecindad no vivió Virgilio,
no trajo de juerga a Dante,
Rimbaud no se bañó en la pila
pero en el calor de las tres de la tarde
la volátil peste
de las letrinas compartidas
llegaba hasta la cocina
y se mezclaba con los fideos;
desde ese olor imaginé el infierno.

En mi casa de cartón y madera
no empezaba Comala
aunque todos los días mi abuela
reprendía a sus muertos;
les gritaba que se largasen,
que se muriesen en paz,
pero ellos jamás contestaron.

En estas calles estrechas
no son babilónicos los mecánicos
ni les persiguen mariposas,
sólo hay una nube de moscas verdes
sobre mi pelo con agua y limón domado.

En este patio de geranios en maceta
no hubo un galeón español

sepultado en la tierra,
pero en la esquina ladraba un viejo perro
que como los piratas
tenía podrido un ojo

y cojeaba del lado derecho.

En mi familia no hubo tíos coroneles
y mucho menos bisabuelos alquimistas,
soy el único Rogelio de mi estirpe
y no fui, no soy,

y no quiero ser un Buendía.



© RogelioJarquín 2012.AUTORRETRATO CON MALETAS.

miércoles, 18 de abril de 2012

2

Y si de pronto juntase el valor,
al matar abril, de colgar el rencor
durante la brevedad de mayo,
apagaría la boca, los recuerdos
con que importuno a la gente
que ante escaparates busca descuentos,
ofertas en odas a la madre.
Si de pronto pudiese ahorcarte,
arrinconarte, ahuyentarte,
hacerte salir de mi cabeza
donde permaneces viva y ebria,
te dejaría hablar de tus heridas
y sería capaz de beber contigo
hasta cagarme en dios por tu destino.
Pero ese de pronto nunca llega
y se pospone como el olvido,
se pierde, se retrasa con el perdón
que te mantiene atada aquí, conmigo.
Pero pronto vendrá un mayo con tregua,
restituirá el silencio invadido
y distraeré el humor con que te ataco
disparando contra blancos menos oscuros.
Agotaré mayo sin pensarte
y vendrá un junio en que no vuelvas
a infectar mis días y mis noches
con la esclera amarilla de tu mirada.
no estarás en mi once de julio
ni en ese lunar que tuviste,
infierno mío, junto a la boca,
ni en los rasgos que eres, que me diste.
Sólo habitarás la tinta de las hojas
donde hilvano el resumen de mi infancia:
mujer, madre de tres vivos y cuatro muertos
enterrados en neveras de cartón y corcho.
Para que venga mayo sin rencor
asumiré por fin que soy tu hijo,
tendrás la calma del silencio,
y aunque yo no pueda gozar del olvido
te concederé la paz del perdón,
espero, nos sea suficiente.

© RogelioJarquín 2012.AUTORRETRATO CON MALETAS.

jueves, 12 de abril de 2012

1.


Pesadilla: tu nombre fue Yolanda
y me obligaron a llamarte madre.
¿Me recuerdas? Soy un dolor más entre siete;
meconio de un hijo que murió de hambre.
Me sobrevives y estas bajo tierra,
de nada vale negarme, negarte
porque me sangras como herida nueva
desde el hedor a ron de estas calles.
Creo, ya supera tu edad mi reflejo
y desde mis gestos yo muero y tú naces,
te descubro en mí y te vivo y me mueres
y me odio y no te odio sangre de mi sangre.

© RogelioJarquín 2012.AUTORRETRATO CON MALETAS.

martes, 10 de abril de 2012

Nana susurrada





                                                A la pequeña Ana De Juan-Aracil Loeffel

Te canto la nana susurrada
te canto la del hilito de voz,
y la canto a las puertas del alba
cuando a la vez ves al naranjo sol
canturreando con la luna limón.

Ya bajan del cielo, brillan en la mar,
esas estrellas garrapiñadas
que juegan, que bailan al tiritar,
en sus puntas candelas bordadas
que saben prender pero no apagar.

Vuelan volando aves de regaliz
y roncan roncando osos de turrón,
ya pico de miel tiene el colibrí
ya el gallo galleta se vuelve cantor,
caza bellotas el jabalí.

Pequeña almendra no puede dormir
porque quiere un trozo de esta canción,
que verse versando dulce de anís,
y estrofas de trufa y melocotón
que rimen rimando en ajonjolí.

Ya el gato a la pampa toda arrulló,
milongas maúlla en el callejón,
le sigue el grillo con su bandoneón,
la araña se queja de un pisotón
que le dio bailando el ciego ratón.

Por bulerías Cádiz se despertó,
se ha puesto lunares el camarón,
ya con sus bigotes toca el cajón
y palmea escondido en el malecón
porque la almendra por fin se durmió.


©RogelioJarquín, Nana Susurrada 2012.
Música: Ricardo Pérez Ramírez
Voz: Irene De Juan Aracil
Guitarra: Sergio Catalán






miércoles, 21 de marzo de 2012

REPLICA





La verdadera razón por la que me marché de La Ciudad de México es porque era inevitable que en cada temblor terminasen desordeaadns lsa letars de ims paalbars

©2012 RogelioJarquín.

jueves, 23 de febrero de 2012

ORÁCULO




Ahora que prolifera el tele transporte numérico, en que los ceros de mi nomina se desintegran para surgir en mis deudas, es normal que recuerde con nostalgia mis años de bachiller y aquellas clases de matemáticas llenas de teoremas, de logaritmos e incógnitas que jamás entendí. Es natural que recuerde a la profesora Rosario, su delgadez, su gran visión que le daba su altura y la graduación de sus gafas. Normal que al descubrir un montón de facturas en el fondo del buzón piense en ella y en sus poderes adivinatorios, normal que la factura de luz tiemble en mis manos al recordar que predijo que yo nunca sería una eminencia en las ciencias exactas pero que me veía un posible futuro en las ciencias oscuras.

©RogelioJarquín 2012.

miércoles, 22 de febrero de 2012

ALOPECIA




a J. Escriche

No le basta con escribir tantos libros como lee, con dar consejos y frases celebres gratis, no le es suficiente repetir hasta la saciedad esa misma broma de que no tiene un pelo de tonto. A veces viene y se consuela conmigo hablándome de la evolución de las especies, de que el pelo es sólo útil para los primates y que la calvicie es signo de sabiduría y gran capacidad intelectual. Yo no puedo hacer otra cosa que escucharle y decirle que tiene mucha razón mientras con las manos despeino mi estupidez.

©RogelioJarquín 2012.