viernes, 20 de abril de 2012

4



Del Rogelio de cinco años recuerdo
tanto como él pudo imaginar
de este Jarquín; nada,
o casi nada que es peor.
Destellos, retales en la memoria
me hacen sospechar que fue feliz.

Una mano tosca se abría
para que su frágil cabeza
descansase sobre la basta palma,
era el juego del sueño,
dulzura necia
que tal vez se inventa
para sobrevivir,
juguete que jugó hasta agotarlo,
hasta que desgastó su ternura
junto con su peto de diario
(pana amarilla,
botones brillantes).

Hubo un perro,
que se quedó en casa
por no tener dueño
y se marchó por ser de nadie,
un gato atigrado,
un mudo loro,
animales que bebieron de su vaso,
animales que comieron de su plato.
Resumiendo, feliz como cualquier niño.
A esa edad los nombres,
el pasado y el futuro
poco importan.
Con cinco años en este mundo
Machado no es Machado
aunque sus palabras, sus cantares,
sus caminos
muriesen sobre la espuma de jabón
en los lavaderos,
después de haber nacido
con acento extranjero
en el chispeo de lluvia,
de papel, de fuego
de la aguja de un tocadiscos viejo.

El olor de los zapatos nuevos,
mordidas de lagartijas,
costras en las rodillas
y apedreadas certeras
contra el hijo del casero;
y no sigo más porque no puedo,
es lo que tengo,
lo que he podido rescatar
de ese Rogelio.

© RogelioJarquín 2012.AUTORRETRATO CON MALETAS.

jueves, 19 de abril de 2012

3.


En mi infancia sucia y baldía
nunca me visitó García Márquez,
no dejó una pizca de realismo mágico,
jamás vi vírgenes ni curas levitando
sobre el meado asfalto de mis calles.
Sólo una vaca mecánica
en lo alto de un tejado
orgullosa anunciaba una marca
con un rumiar metálico
y en las cruces dibujadas en el cielo
por tendederos y cableado
como frutos rancios
colgaban roídos zapatos.

En esta vecindad no vivió Virgilio,
no trajo de juerga a Dante,
Rimbaud no se bañó en la pila
pero en el calor de las tres de la tarde
la volátil peste
de las letrinas compartidas
llegaba hasta la cocina
y se mezclaba con los fideos;
desde ese olor imaginé el infierno.

En mi casa de cartón y madera
no empezaba Comala
aunque todos los días mi abuela
reprendía a sus muertos;
les gritaba que se largasen,
que se muriesen en paz,
pero ellos jamás contestaron.

En estas calles estrechas
no son babilónicos los mecánicos
ni les persiguen mariposas,
sólo hay una nube de moscas verdes
sobre mi pelo con agua y limón domado.

En este patio de geranios en maceta
no hubo un galeón español

sepultado en la tierra,
pero en la esquina ladraba un viejo perro
que como los piratas
tenía podrido un ojo

y cojeaba del lado derecho.

En mi familia no hubo tíos coroneles
y mucho menos bisabuelos alquimistas,
soy el único Rogelio de mi estirpe
y no fui, no soy,

y no quiero ser un Buendía.



© RogelioJarquín 2012.AUTORRETRATO CON MALETAS.

miércoles, 18 de abril de 2012

2

Y si de pronto juntase el valor,
al matar abril, de colgar el rencor
durante la brevedad de mayo,
apagaría la boca, los recuerdos
con que importuno a la gente
que ante escaparates busca descuentos,
ofertas en odas a la madre.
Si de pronto pudiese ahorcarte,
arrinconarte, ahuyentarte,
hacerte salir de mi cabeza
donde permaneces viva y ebria,
te dejaría hablar de tus heridas
y sería capaz de beber contigo
hasta cagarme en dios por tu destino.
Pero ese de pronto nunca llega
y se pospone como el olvido,
se pierde, se retrasa con el perdón
que te mantiene atada aquí, conmigo.
Pero pronto vendrá un mayo con tregua,
restituirá el silencio invadido
y distraeré el humor con que te ataco
disparando contra blancos menos oscuros.
Agotaré mayo sin pensarte
y vendrá un junio en que no vuelvas
a infectar mis días y mis noches
con la esclera amarilla de tu mirada.
no estarás en mi once de julio
ni en ese lunar que tuviste,
infierno mío, junto a la boca,
ni en los rasgos que eres, que me diste.
Sólo habitarás la tinta de las hojas
donde hilvano el resumen de mi infancia:
mujer, madre de tres vivos y cuatro muertos
enterrados en neveras de cartón y corcho.
Para que venga mayo sin rencor
asumiré por fin que soy tu hijo,
tendrás la calma del silencio,
y aunque yo no pueda gozar del olvido
te concederé la paz del perdón,
espero, nos sea suficiente.

© RogelioJarquín 2012.AUTORRETRATO CON MALETAS.

jueves, 12 de abril de 2012

1.


Pesadilla: tu nombre fue Yolanda
y me obligaron a llamarte madre.
¿Me recuerdas? Soy un dolor más entre siete;
meconio de un hijo que murió de hambre.
Me sobrevives y estas bajo tierra,
de nada vale negarme, negarte
porque me sangras como herida nueva
desde el hedor a ron de estas calles.
Creo, ya supera tu edad mi reflejo
y desde mis gestos yo muero y tú naces,
te descubro en mí y te vivo y me mueres
y me odio y no te odio sangre de mi sangre.

© RogelioJarquín 2012.AUTORRETRATO CON MALETAS.

martes, 10 de abril de 2012

Nana susurrada





                                                A la pequeña Ana De Juan-Aracil Loeffel

Te canto la nana susurrada
te canto la del hilito de voz,
y la canto a las puertas del alba
cuando a la vez ves al naranjo sol
canturreando con la luna limón.

Ya bajan del cielo, brillan en la mar,
esas estrellas garrapiñadas
que juegan, que bailan al tiritar,
en sus puntas candelas bordadas
que saben prender pero no apagar.

Vuelan volando aves de regaliz
y roncan roncando osos de turrón,
ya pico de miel tiene el colibrí
ya el gallo galleta se vuelve cantor,
caza bellotas el jabalí.

Pequeña almendra no puede dormir
porque quiere un trozo de esta canción,
que verse versando dulce de anís,
y estrofas de trufa y melocotón
que rimen rimando en ajonjolí.

Ya el gato a la pampa toda arrulló,
milongas maúlla en el callejón,
le sigue el grillo con su bandoneón,
la araña se queja de un pisotón
que le dio bailando el ciego ratón.

Por bulerías Cádiz se despertó,
se ha puesto lunares el camarón,
ya con sus bigotes toca el cajón
y palmea escondido en el malecón
porque la almendra por fin se durmió.


©RogelioJarquín, Nana Susurrada 2012.
Música: Ricardo Pérez Ramírez
Voz: Irene De Juan Aracil
Guitarra: Sergio Catalán