Decidme, de dónde soy si no
soy de aquí. Soy tan de este asfalto como vosotros, como las farolas y los
toldos verdes. Soy tan de aquí como las calles siempre en obras, como la
intrusa zeta que se cuela al final de Madrid. Soy ciudad con siete puertas que
no cierran de tanto estar abiertas, el caminante huraño de las siete de la
mañana, tardes de paliques frente al séptimo portal de Echegaray; soy cinco días de penitencia y
dos de resurrección. Soy pan, soy café, soy vinagre y vino; soy un periódico en
los andenes, el lector y su lectura en el último vagón, calderilla en los
bolsillos, fumador sin cigarrillo, una sombra con perro, el siempre eterno
peatón. Y de tanto que he andado, de tan de a pie que soy, que no me hace falta
sentarme para beber cerveza, para cagarme en los ministros, en sus muertos y en
todo dios.
Soy tan de Madrid como su malherido riachuelo, como sus magdalenas de Montera, como sus alpargatas de Toledo, como sus suspiros a fin de mes. Soy y seré de sus calles sin serenos, de sus parques de pipas, porros y porreros, de sus tomates en maceta y su Atocha con tortugas de jardín. Soy de aquí porque soy extranjero como el cocinero, el tendero y el rey. Soy de aquí porque, como los gatos, vengo de tan lejos que ya sólo puedo ser de Madrid.
©2012 Rogelio Jarquín. Madriz a retales.
Soy tan de Madrid como su malherido riachuelo, como sus magdalenas de Montera, como sus alpargatas de Toledo, como sus suspiros a fin de mes. Soy y seré de sus calles sin serenos, de sus parques de pipas, porros y porreros, de sus tomates en maceta y su Atocha con tortugas de jardín. Soy de aquí porque soy extranjero como el cocinero, el tendero y el rey. Soy de aquí porque, como los gatos, vengo de tan lejos que ya sólo puedo ser de Madrid.
©2012 Rogelio Jarquín. Madriz a retales.